29 abril, 2007

Viernes de Dolores

Desde la Hermandad de la Soledad se ha planteado este año recuperar la tradición de su día, del día de Ntra Sra de los Dolores, del llamado Viernes de Dolores, de un día de reunión para todos los hermanos de Soledad y de Almería en torno a Ella. Que volviera a ser un día especial, para todos, casi como un Viernes Santo y, así lo vivimos y pudimos contemplarlo en las caras de la gente, sobre todo de los mayores, asombrados como lucía ese día, La Soledad. Soledad volvía a estar presente... Se planteó para ello, que Santiago luciera para Ella, que estuviera abierta a todos, para que pudieran acercarse a rezarle y a besarle, en este día de luto, presentando Ella, una imagen distinta a la habitual, de riguroso luto, solamente distraía la mirada, su diadema, aquella que tuvieron a bien donar unos Marqueses, llamados de Torrealta, allá por 1856, dónde nada pudiera competir con su belleza, acompañada en un segundo plano por San Juan y María Magdalena al pie de la Cruz, representándose el quinto dolor (María al pie de la cruz en la muerte de Jesús. María presencia la crucifixión y muerte de Jesús. “Todo está cumplido. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.”), creándose una escenografía.

El día fue una sucesión de gente que entraba y salía de Santiago maravillados por su belleza, no me gustaría olvidar las palabras de cariño y admiración hacia Ella, que tuvo nuestra querida Berna durante el Rezo del Ángelus a las doce de la mañana. Posteriormente fue avanzando el día con el rumor en la gente de que esa noche la Soledad salía a la calle, que salía a su barrio y que se uniría por momentos con aquel Sagrado Corazón que contempla y domina Almería. La misa de ocho estaba a rebosar, hacía años que un Viernes de Dolores no se congregaba tantísima gente, daba gusto ver, de nuevo, caras conocidas, sin duda, La Soledad volvía a estar presente...Aquellas personas que recibieron su medalla ese día, seguramente no lo olviden. Se produjo la Adoración al Santísimo, como Hermandad Sacramental que somos... Todo estaba dispuesto, parecía Viernes Santo, el silencio inundó Santiago, sólo los sones de la música de capilla nos acompañaba, Ella se dirigía a sus andas, y el pueblo como ocurriría una Semana más tarde la esperaba...La Soledad salía...Durante el recorrido se fueron sucediendo acontecimientos, aunque, sin duda, para todos los hermanos de Soledad, fue especial uno, se visitaba la casa de Pepe y Elidia, Ella se acercaba a su casa, una casa como la de tantos, en la que es protagonista, pero faltaban ellos, meses antes nos habían abandonado, aunque como angelitos soleanos que son, ese día estaban orgullosos, de ver a su familia en torno a Ella. Siguió su camino para encontrarse con Almería, para contemplarla desde las alturas, buscando seguro poner remedio e interceder por cada uno de nosotros. Almería la acompañaba, había mucha gente, mucha que por primera vez subía al Cerro, Ella había sido capaz de ello. El día se estaba acabando, pero todavía quedaba que bendijera esa casa donde sus hijos nos reunimos y donde sólo Ella y San Juan son los protagonistas. Así se hizo, La Soledad había pasado por su casa que estaba completamente abierta para Ella y para todos, como ha de ser, núcleo social que vertebre la vida del barrio. La Soledad volvía a Santiago, y se despedía de esas calles que una semana después volverían a ser suyas.

Sin más, desde la Hermandad de la Soledad se quiere continuar con esta tendencia y este camino, que no es otro, recuperar el terreno cedido y, que sea la madre y maestra de la Semana Santa de Almería.